Ácido hialurónico
El ácido hialurónico es el relleno más frecuentemente empleado en medicina estética, por su seguridad y eficacia para atenuar los efectos del envejecimiento facial, mejorando de forma muy segura y efectiva las arrugas y pliegues cutáneos. Aquellos que se forman por efecto de la gravedad y por la acción de los músculos de expresión. También permiten dar volumen a determinadas zonas faciales como los pómulos, o los labios.
Por ello, el criterio estético del médico es esencial para lograr un aspecto natural.
Procedimiento
El tratamiento se realiza con carácter ambulatorio. Se suelen emplear agujas muy finas que permiten no tener que utilizar anestesia. No obstante, en zonas especialmente sensibles o si se emplean materiales de mayor densidad, se aplican pequeñas dosis de anestesia tópica de forma que el tratamiento resulte totalmente indoloro.
Debido a que existen distintos tipos de ácido hialurónico en función de su densidad, es fundamental elegir que tipo de ácido más adecuado para cada zona específica del rostro, así como la técnica de infiltración, para obtener resultados naturales acordes a la edad y características de cada paciente.
Resultados
El envejecimiento facial se produce por la pérdida de elasticidad de los tejidos y por la pérdida de volúmenes faciales. Por ello, cuando queremos rejuvenecer un rostro tenemos que actuar en ambas líneas.
Las principales áreas que se pueden mejorar con ácido hialurónico son: labios, surcos nasogenianos o “líneas de marioneta”, pómulos y la línea y ángulo mandibulares.
Los ácidos hialurónicos son geles transparentes dado que su composición es la de azúcares naturales presentes en nuestro organismo, de ahí que este tenga la capacidad de reabsorberlos. Por tanto, la ventaja de elegir este tipo de sustancia reabsorbible frente a otras permanentes es que nos permite adaptar el tratamiento gradualmente a los cambios que se van produciendo en nuestro rostro con el paso del tiempo, pues estos nunca son predecibles al cien por cien, con la garantía de que así siempre luciremos un aspecto natural.
Su efecto suele durar de unos diez meses a un año si es un ácido hialurónico de reticulación convencional o hasta un año y medio a dos años con los nuevos hialurónicos de alta reticulación.
Resultados
El envejecimiento facial se produce por la pérdida de elasticidad de los tejidos y por la pérdida de volúmenes faciales. Por ello, cuando queremos rejuvenecer un rostro tenemos que actuar en ambas líneas.
Las principales áreas que se pueden mejorar con ácido hialurónico son: labios, surcos nasogenianos o “líneas de marioneta”, pómulos y la línea y ángulo mandibulares.
Los ácidos hialurónicos son geles transparentes dado que su composición es la de azúcares naturales presentes en nuestro organismo, de ahí que este tenga la capacidad de reabsorberlos. Por tanto, la ventaja de elegir este tipo de sustancia reabsorbible frente a otras permanentes es que nos permite adaptar el tratamiento gradualmente a los cambios que se van produciendo en nuestro rostro con el paso del tiempo, pues estos nunca son predecibles al cien por cien, con la garantía de que así siempre luciremos un aspecto natural.
Su efecto suele durar de unos diez meses a un año si es un ácido hialurónico de reticulación convencional o hasta un año y medio a dos años con los nuevos hialurónicos de alta reticulación.